La estela de la noche, cuando llega,
un soplo de caricia a ti me lleva.
Corazón que me susurra, eterna mía,
la belleza de la página dormida
Cuando oigo el cantar de la sirena,
a la luna incomparable concebida,
!, son tus ojos dos luceros encendidos!
en la brasa de mi ardiente corazón.
¿Qué sería yo sin tu hermosura?,
¿qué sería si tu aliento no tuviera?
A ti solo,
a ti siempre,
a ti amada poesía, eterna mía.
Las aves del cielo cuando gimen,
las aladas voces del poema,
la dulce voz de tu garganta
amada poesía, eterna mía.
Dime poesía que te siga,
dime poeta que te quiera
y dime papel donde te escriba
un poema que recite a tu vera.
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